El 28 de agosto se celebra san Agustín. Así se llamaba nuestro padre.
Le gustaba leer a papá la obra del santo. Tiene una explicación: la obra Agustina está considerada como pionera del humanismo cristiano, como antropología telológica. Desarrolla el santo en sus escritos las dos dimensiones fundamentales del hombre: la conciencia de sí mismo y la conciencia de la presencia divina en el hombre, que lo presentan en equilibrio inestable entre lo individual y lo social.
Papá, sin duda, era un humanista vocacional. Quizá sus hijos e hijas aprovechamos poco esas enseñanzas humanistas que, en vida, rezumaba en sus pausados y eruditos discursos. Por eso quiero hoy dejar aquí una idea para todos nosotros sus descendientes:
Hagamos realidad el legado humanista que nos dejó papá.
Un beso para todos.