miércoles, 16 de enero de 2013

UN CAMINO SINUOSO, COMO LA VIDA

Una ruta de 87 Km., de belleza singular, es la que se nos ofrece desde Betanzos a Ortigueira. Recorrido corto que se puede eternizar, si lo único que sientes son las curvas y contracurvas que el camino sinuoso propicia: COMO LA VIDA. 

Esta ruta nos depara parajes donde detenernos: iremos parando, como en la vida, para tomar aliento y seguir. Sin duda, haremos la parada de rigor, en un lugar emblemático, San Andrés de Teixido: ahí donde la libertad se hace visible ante la grandeza de sus vistas, no en vano, son sus acantilados los más altos de Europa.

La vida también nos pone en el brete de mirar desde ese ángulo de la grandeza cuando nos da hieles a beber. ¿Es esto imposible?, ¿podemos hacerlo?

No sé responder por nadie.

Me atrevo a opinar haciendo un simil: si somos capaces de contemplar los parajes con ese ánimo de misterio al que nadie debiera ser ajeno, por que la vida es un misterio no es un enigma, el viaje finalmente tendrá sentido.

Misterio y enigma vienen a ser como las caras de una moneda: espíritu y materia. A los enigmas les podemos encontrar soluciones humanas. Para la vida nos tenemos que acordar de la impronta que nos ha traido hasta aquí.

Sea como fuere, al ánimo se llega desde el espíritu. Hay que trabajar la cara oculta del misterio para equilibrar la balanza que se inclina peligrosa por el peso del enigma.

Me sumo al dolor con la imagen de superación desde el espíritu.
Con todo mi cariño.